... Gélido y Dulce

como tu piel ...

Dia 1

Como dice el título, hoy ha sido mi primer día en el instituto, todo ha sido muy ajetreado, empezando desde por la mañana:
Me levanto a las 7:00, me ducho, llamo a mi hermana, la hago el desayuno, la doy la ropa y a las 8:15 salimos hacia el colegio, la dejo y voy al instituto, al llegar me quedé un poco plasmado, no había mucha gente y una capa de nieve como de 3 dedos cubría el suelo y las copas de los abetos, me adentré rezando porque lo que me dijo durante la cena mi padre no fuese cierto, ya que entre carcajadas me advirtió: Ten cuidado hijo que aquí linchan a los nuevos...
Andaba con la cabeza baja, mirando hacia los alumnos que caminaban a mi lado, parecían normales y corrientes, personas sin ganas de pegar a nadie... De modo que levanté la cabeza y al sonido de la campana aligeré el paso, al entrar al instituto, seguí un pasillo que daba a conserjería, me acerqué a la señora que yacía sentada con la cabeza sujeta entre sus manos, mirando un monitor...
- Esto...Buenos días..
Dije sin saber por donde empezar, la señora se colocó las gafas y me miró de arriba abajo:
- ¿En qué puedo ayudarte?
Habló con una voz muy rara, parecía como si fuese una vieja intentando hablar como una joven dulce y bonita..
- Eh.. mm... yo soy nuevo, el mes pasado me matriculé aquí, pero llegamos hace dos días, entonces, no sé a que clase voy ni a donde tengo que ir.
- Dime como te llamas.
- Taylor, Taylor Von Pleite.
Empezó a teclear muy rápido el ordenador y me miró de nuevo sonriendo.
- Aquí estás, 4ºA, vaya es una clase con buen nivel, es la segunda planta a la derecha.
- Muchas gracias señora.
Me dí la vuelta dispuesto a irme cuando oí de nuevo a la mujer..
- No me llames señora, y que fuese tan vieja, me llamo Sarah.
Simplemente sonreí y negué con la cabeza, empezando a subir las escaleras, en la primera planta, cuando me disponía a seguir subiendo vi algo negro abalanzarse y chocar contra mí, el golpe me hizo perder el equilibrio y caí de culo, me quedé mirando al chico que se había chocado conmigo. Tenía una apariencia muy extraña, el ojo derecho negro y el izquierdo gris, su pelo era negro con muchas mechas grises, me pareció un canijo con mala baba, pues era bastante delgado y más bajito que yo, me llegaba hasta el pecho, lucía con una camisa de tirantes negra, una chaqueta negra en la que ponía KORN, pantalones de cuero negro y unas zapatillas negras con cuadraditos grises que tenían plataforma, en el cuello tenía un collar de cuero negro, con pinchos no muy largos, en el labio inferior, en la parte izquierda llevaba un aro negro, menudo chico...
Se despeinó más el pelo y me miró con cara de enfado..
- ¡¿Eres idiota o qué?! Las escaleras no son tuyas imbécil.
- Oye perdona, pero eres tu el que ha bajado corriendo y me ha tirado.
Me miró de reojo y se puso en pie, entonces extendió su mano hacia mi:
- Lo siento, vamos.
- Gracias.
Le agarré de la mano y cuando ya estaba casi de pie me empujó provocando que me cayese otra vez, le miré con mala cara.
- Hasta luego idiota.
Se fue corriendo de nuevo bajando las escaleras, cosa que me enfureció bastante...
Me levanté, recogí mi mochila caída y mi cuaderno de bocetos, continué subiendo las escaleras hasta llegar a clase, para mi sorpresa al entrar no había nadie, ¿y ahora que hago?...
Bajé de nuevo hasta conserjería y me acerqué..
- Se.. digo Sarah, no hay nadie en clase..
Me miró perpleja, y empezó a teclear de nuevo.
- ¡Uy! Se me olvidó, hoy están de excursión, perdona, si quieres le digo a algún profesor que te muestre el instituto y mañana vuelves..
Me golpeé la cabeza contra la pared y miré a Sarah.
- Esta bien...

Después de eso un profesor de Inglés llamado Collin, me mostró los pasillos, la cafetería, por donde estaban los laboratorios, los jardines, la biblioteca y el gimnasio, me pregunto sobre mi familia y de donde veníamos y me dijo que el sería profesor mío este año. Me alegró bastante, pues era un hombre simpático y agradable..

Después de eso volví a casa y empecé a limpiar, recogí todo y terminé de vaciar mis maletas, me tumbé en la cama boca arriba y empecé a contar segundos... mi gato saltó a mi lado y se tumbo a los pies de la cama, lo miré, comencé a acariciarlo mientras me sentaba:
- Ayy Milo, eres un gato gordo, te pasas toda la vida haciendo el vago...

Me recosté de nuevo y miré hacia la ventana.. hacía un día frío y húmedo, me arropé y de nuevo pensé en el chico de antes..
- Menudo gilipollas...

Al tiempo me quedé dormido, hasta el día siguiente, pues tenía mucho sueño acumulado del viaje...

..

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