... Gélido y Dulce

como tu piel ...

Noche Húmeda...

Abrí los ojos, sobresaltado, era tarde, hacía mucho frío... Definitivamente había sido una alucinación, ¿cómo iba a soñar con el mismo chico otra vez? Aunque todo era demasiado casual e incomprensible, estaba demasiado congelado como para poder relajarme a pensar. Entonces sonó un golpe seco, proveniente de la ventana, me acerqué y me asomé, ahí estaba Vlad, abrí la ventana.
- ¿Qué coño haces?
- Teníamos que hablar, ¿recuerdas?
- Pero... agh, espera un momento ahora bajo.
Me volteé y me puse los zapatos y el abrigo, al bajar mi padre estaba haciéndose la cena en la cocina.
- Hola papá.
Dije acercándome a el.
- Ey, ¿qué haces vestido a estas horas?
Miré el reloj de la pared... eran las 2 de la madrugada.
- Es... el chico del que te hablé está ahí fuera.
- Perfecto, dile que pase.
Miré perplejo a mi padre, como se le ocurre semejante estupidez....
- No.
Dije con tono de mosqueo, dirigiéndome a la puerta de salida.
- Si tanto miedo da creo que podríamos contratarle como perro guardián para que no nos roben.
Mi padre reía tontamente, al abrir la puerta vi al chico, fumando un cigarrillo y apoyado en un árbol frente a la casa. Comencé a bajar las escaleras del porche cuando hoy alguien salir tras de mí. *Oh no* pensé...
Mi padre saludó a Vlad con un gesto:
- Hey! Pasa a tomar algo, los amigos de Taylor son bien recibidos.
Vlad sonrió (para mi sorpresa) y asintió, acercándose al porche, les miré tanto a mi padre como a Vlad alucinando.
- Será mejor que no, la casa está desordenada...
Me excusé, agarrando a Vlad por un brazo y tirando para alejarlo de la puerta, pero mi padre pasó el brazo por encima de sus hombros y lo metió en la casa, mientras yo maldecía por dentro a mi padre, a Vlad y a mi mismo. Vlad desde luego NO ERA MI AMIGO.
Después de que mi padre y el imbécil charlasen un rato sobre el sitio, la gente y la familia de Vlad, decidí que ya era hora de irse, diciéndoselo con un gesto. De inmediato el imbécil se levantó y le dio la mano a mi padre.
- Ha sido un placer conocerle Kevin.
- Igualmente Vlad -contestó orgulloso mi padre, supongo que creería que Vlad era educado.
- Hasta luego.
Inquirí agarrando a Vlad y sacándolo rápidamente de casa. Empezamos a caminar en silencio, no me apetecía discutir sobre el por qué había aceptado la invitación de mi padre.
Hacía frío, mucho frío y todo estaba húmedo, lo que me provocaba continuos escalofríos. Miré a Vlad de reojo, iba caminando con los brazos cruzados, mirando al frente y al contrario que yo, el no estaba temblando.
- ¿No tienes frío?
Me miró sonriendo.
- Por supuesto, pero si dejo que mi cuerpo tiemble me dolerán las costillas.
- Ah... ¿Solo llevas esa chaqueta?
- No, debajo llevo una camiseta.
- Ya lo sé, me refiero a que si solo llevas una chaqueta.
Este niño siempre sacándome de mis casillas...
- Bueno, si...
- Si quieres te presto mi abrigo, yo llevo más chaquetas.
- ¿Por qué finges ser amable si te caigo mal?
¿EH?
- Oye... en ningún momento he dicho que me cayeses mal, ¿de dónde sacas tantas paranoias?
Subió su mano derecha y con el dedo índice y corazón juntos se golpeó la sien.
- Vale...
- Así que... tu nombre es Taylor ... ¿cuántos años tienes?
- Diecisiete, ¿y tú?
- Catorce.
- Vaya... eres demasiado joven para fumar.
Le reñí, no entiendo muy bien mi propio comportamiento, pues realmente me caía mal, pero sentía que tenía que advertirle. Vlad me miró con asco:
- ¿Acaso te importa?
- ¿Por qué eres tan borde?
- Yo no soy borde.
- Ya claro...
De pronto se acercó, y me agarró del brazo, pensé que apagaría su cigarrillo en mi mano como en el sueño, pero no, me atrajo hacia el, haciendo que enlace mis brazos al rededor de su pequeño cuerpo. Me quedo perplejo, el pega su cabeza contra mi pecho cerrando los ojos.
- ¿Qué haces?
- Solo escucho...
Su voz sonaba triste.
- ¿Qué escuchas?
- Los latidos de tu corazón...
Le aparto bruscamente, supongo que en el fondo me parecía tan extraño que la idea de que fuese un monstruo resonaba en mi cabeza.
- ¿Te molesta?
Dijo Vlad con una voz extraña.
- Eh, es tarde, ¿vendrás al cine?
- Mañana te lo digo, he de consultarlo con gente...
- Vale, pues - dice mientras extendía la mano para despedirme - hasta mañana.
Al ir a agarrar la mano de Vlad, no se como, la traspasé, me quede boquiabierto, le mire extrañamente.
- ¿Qué ha sido eso?
- ¿El qué? - me miró sonriendo y se fue corriendo - Hasta mañana.
Giré hacia mi casa y empecé a caminar, sin dejar de darle vueltas a lo ocurrido, subí a mi habitación y me tumbe, pensando que me estaba volviendo loco....

Entonces todo se volvió negro, otra vez.

..

0 comentarios:

Publicar un comentario